Según cuenta en la crónica que se publicaría en The Outlook el 8 de agosto de 1914, Munro siguió el discurso en un estado de gran agitación dado que hasta el final no se hizo evidente la postura que adoptaría Gran Bretaña ante una Alemania que acababa de invadir Bélgica y Francia:
Permanecer sentado escuchándolo sumido durante largo tiempo en la incertidumbre acerca de la línea política que iría a anunciar, con toda la acumulación de dudas y sospechas de las últimas cuarenta y ocho horas pesando en la mente, fue una experiencia que no quisiera uno repetir a menudo en la vida.A la salida de la Cámara de los Comunes, cenó con Rothay Reynolds y dos amigos más en un restaurante de la calle Strand, en el centro de Londres.
De camino al restaurante, Munro insistió en caminar con un paso endiablado y en la cena, cuando pidió queso y el camarero le preguntó si quería mantequilla, respondió en tono perentorio: «Queso, no mantequilla; estamos en guerra».
Fuentes:
REYNOLDS, Rothay, «A Memoir», en SAKI, The Toys of Peace, Londres, John Lane, 1919, p. xvi.
SAKI, Cuentos completos, Barcelona, Alpha Decay, p. 812.